lunes, 26 de mayo de 2014

¿Quién teme al lobo feroz?

Este fin de semana que acaba de pasar nos dejó un estreno de lo mas interesante; Big Bad Wolves. La película, narra los días posteriores al secuestro de una niña y a las torturas a las que someten al principal sospechoso del caso (que no culpable), el policía encargado del mismo y el padre de la victima. Todo ello aderezado con un toque de gore (lo hay, las cosas por su nombre) y otro poco de comedia. Negra. Negrísima. Y claustrofobia. Mucha.


Una de esas sorpresas foráneas que rara vez se dejan ver por nuestra taquilla, Big Bad Wolves ha pasado con éxito por todo el circuito de festivales previo, ayudados por la declaración de Quentin Tarantino de que era "la mejor película del año" (cuando lo dijo, en el Festival Internacional de Cine de Busan, era octubre todavía), hasta llegar aquí.

Si bien, no es lo perfecto de su acabado (que no lo es ¿que a día de hoy lo es?), lo que llama la atención, sino lo "perfecto" de su acercamiento. Sin tapujos y creyendo que no hay "temas tabús", los cuasinoveles Aharon Keshales y Navot Papushado, construyen un medido ejercicio fílmico, con un conocimiento de cuando ser frívolo, cuando grave, cuando mostrar, cuando sugerir, encomiable como mínimo.

El camarada Surfman Gorehound reseñó la película para Marty McFly no era un gallina. Si quieren saber mas, a el les remito.